El Foro Económico Mundial estima que se crearán 133 millones de empleos en los próximos años en áreas vinculadas con la transformación digital. A pesar de esto, como sucedió con los luditas ingleses que en el Siglo XIX destruian los telares industriales para preservar sus puestos de trabajo artesanales, existe hoy la idea de que la digitalización y tecnologías como la inteligencia artificial serán responsables de terminar con aún más puestos de trabajo. ¿Cuánto hay de cierto en esta creencia? ¿La inteligencia artificial es un reemplazo o un complemento necesario para la próxima revolución industrial?
En realidad, la IA se viene utilizando ya desde hace años en el terreno del almacenamiento, y actualmente forma parte activa de la gestión avanzada de los sistemas. Pero pronto veremos otro avance que va a suponer una verdadera disrupción histórica, como es su aplicación en la forma en que los propios sistemas gestionan y distribuyen los datos que albergan.
Desde hace tiempo, el concepto de inteligencia artificial ha comenzado a escalar en las distintas áreas de la ciencia. Hoy ya no es nuevo, ni constituye una novedad, pero todavía se presenta como un campo desconocido para la mayoría de las personas. Esto implica que, aunque son miles las compañías que ya utilizan este tipo de tecnología en su día a día, aún no se ha difundido de manera masiva en casi ninguna de las áreas.