A la hora de comprar un nuevo monitor, normalmente tienes que sacrificar algo: o calidad de imagen o rendimiento. Los monitores “gaming” suelen usar paneles TN, que son muy rápidos y permiten tasas de refresco altas y tiempos de respuesta muy bajos; pero la profundidad de los colores y el contraste suelen ser muy pobres. Por contra, los paneles IPS ofrecen un contraste y unos colores fenomenales, pero son muy lentos y casi nunca son capaces de bajar de los 5 ms de tiempo de respuesta.