Mantener los dispositivos electrónicos en buenas condiciones es clave para que duren más tiempo. Y, por contra, un uso inadecuado probablemente acorte su vida útil, suponiendo un coste personal y medioambiental. Pero ocurre a menudo que se tienen malos hábitos de uso de los que ni siquiera se es consciente.
Así, «maltratamos» a los ordenadores sin saberlo y, pasado un tiempo, nos damos cuenta de que no funcionan como deberían. Aquí tenéis una lista completa de aquellos usos que limitan mucho la vida de tu ordenador o PC, así como alternativas y consejos relacionados para corregirlos o evitarlos, y una pregunta importante: ¿qué cubre la garantía?
No limpiar nunca el ordenador
Tanto los portátiles como los ordenadores de sobremesa acumulan polvo y suciedad con el tiempo. Las partículas del ambiente que se posan, restos de comida, grasa, humedad, ceniza, etc. Todos estos elementos pueden entrar en los circuitos y obstruirlos o deteriorarlos.
De ahí que la limpieza frecuente sea altamente recomendable. Algo tan básico como dar la vuelta al teclado para sacudirlo o retirar el polvo de la rejilla de ventilación ya supone un alivio para los dispositivos. Esta higiene redundará en ordenadores más duraderos.
Navegar sin protección y sin seguridad
Instalar un buen antivirus que complemente Windows Defender es el primer paso a dar cuando compramos un ordenador. De lo contrario, accederemos a la red casi desprotegidos, algo que podría comprometer la vida del ordenador. De la misma forma, navegar por páginas poco seguras puede hacer que nos infectemos por algún malware.
La mayoría de ellos solo son molestos, pero alguno puede ser peligroso y bloquear el ordenador. Es el caso del ransomware, que bloquea el dispositivo y lo cifra hasta que se pague un rescate. Mejor evitar estos escenarios con sencillos cambios de seguridad.
Bloquear la salida de calor del dispositivo
Todos los ordenadores incorporan rejillas para la salida del aire o elementos como disipadores. Ambos tienen el objetivo de evacuar calor. Para evitar caer en el error de tapar estos conductos, el primer paso es identificarlos. En los ordenadores de sobremesa, las rejillas de ventilación suelen estar en la parte trasera, mientras que en los portátiles pueden hallarse en un lateral.
Un error muy común es hacer uso del portátil en la cama. Como esta es mullida, el peso propio del portátil tiende a hundirse unos milímetros. Esto hace que las rejillas se bloqueen. Para evitarlo, se puede usar una plataforma elevadora. Y, en el caso del sobremesa, hay que intentar no bloquear las rejillas al pegar el ordenador a paredes o muebles. Algunos tienen rejillas en el lateral, por lo que conviene localizarlas para situar bien el equipo en la zona de trabajo.
Usar el ordenador a pleno sol
Muchos dispositivos son capaces de resistir altas temperaturas durante muchas horas. Es el caso de las ThinkStation. Sin embargo, no es aconsejable que dispositivos con baterías se expongan a la irradiación directa del sol, pudiendo llegar a afectar al comportamiento de la batería. Esto es aplicable también a teléfonos móviles, especialmente en verano.
El motivo de evitar esta irradiación directa es que los iones de litio son muy sensibles a los cambios de temperatura. Esto puede degradar rápidamente la capacidad de carga en el futuro, lo que se traduce en una reducción de la vida útil del ordenador. Lo óptimo es, siempre, usar el equipo a la sombra.
Los límites de la garantía
Hacemos una pausa en esta lista de maltrato tecnológico para explicar en qué consiste la garantía de un producto de tecnología, qué incluye y, por contra, qué queda fuera de este paraguas. Lo primero que hay que saber es que en España la garantía legal es de dos años desde el momento de la compra.
Lo segundo, que solo cubre aquellos defectos del producto ocasionados por el diseño, la fabricación o el transporte del objeto antes del momento de la venta. Por ejemplo, un cable mal puesto de fábrica o un golpe durante el envío. Si el cable lo arranca el dueño final o le da un golpe accidental que inutiliza el dispositivo, la garantía no es el mecanismo adecuado para pedir compensaciones. Entraríamos en el terreno de los seguros.
Realizar un mal uso de los componentes
Cada usuario es único, pero si hay un perfil muy extendido es el de usuario de ofimática. De hecho, el grueso de usuarios de ordenadores no necesita nada más avanzado que un gestor de correo, un navegador web y algunas aplicaciones de procesado de textos. Con eso basta, y no suele ser una buena idea poner el ordenador en modo de máximo rendimiento para escribir.
La duración de los ordenadores depende del uso que demos a sus componentes. Así, si utilizamos siempre el portátil con el cable de carga puesto, probablemente no le hagamos ningún favor a la estabilidad de la batería, que ha estado sometida a un nivel de estrés inapropiado. Y lo mismo ocurre con el procesador o el ventilador: no tiene sentido ponerlos al 100% si la tarea no lo requiere.
¡No golpees el dispositivo!
Puede parecer un consejo obvio, pero la tecnología es muy sensible a los impactos contra el suelo. Es por eso que se aconseja, por ejemplo, no caminar con un portátil encendido, especialmente si le cuelgan periféricos como un ratón o el cable de carga, con los que podemos tropezar. Para este caso concreto, lo suyo es apagar el ordenador, desmontar los periféricos y, ahora sí, trasladarlo.
Pero también hay otros motivos por los que se golpea los dispositivos. Colocarlo al borde de la mesa o ubicar objetos pesados en baldas sobre el ordenador puede ser tan mala idea como dar un paseo con el portátil en la mano. Ser conscientes de que este tipo de situaciones pueden provocar daños permanentes es el primer paso para evitarlas.
Retorcer los cables de conexión
Una variante de mal uso físico de los dispositivos es tirar de ellos con los cables conectados (carga, ratón, teclado, Ethernet, etc.), lo que hace que se retuerzan las clavijas y daña los puertos. Lo mismo ocurre cuando se tira del ratón para desenchufarlo de golpe. Este tipo de interacciones terminan por dañar las conexiones y compromete la vida útil de los ordenadores.
Por ejemplo, podríamos caer en el error de desechar un ordenador que ha dejado de cargar porque desde que lo compramos hemos tratado mal la clavija de carga. Lo óptimo será reparar este puerto y, por descontado, no volver a hacer un mal uso del mismo, desenchufando los cables sin tirones.
No invertir en componentes llegado el tiempo
Con mucha frecuencia el material electrónico se desecha solo porque falla un componente, lo que supone un desperdicio de recursos. Esto ocurre mucho cuando baja la velocidad del ordenador. En lugar de restaurarlo a valores de fábrica y cambiar el disco HDD por un SSD, podemos caer en el error de que es un objeto inservible y que necesitamos uno nuevo.
Lo más probable es que no sea así. Con un buen mantenimiento y con el cambio ocasional de algunos componentes, un ordenador puede durar muchos años. Algunos componentes, décadas.
Cuidar de un ordenador parece una tarea sencilla pero se complica si el objetivo es que dure muchos años. Seguir estos consejos facilitará este hito y ayudará a reducir residuos electrónicos.
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